El tema principal del espectáculo es el maltrato silencioso e invisible que las mujeres han recibido mientras dedicaban su vida al cuidado de los demás.

 

Justificación de la elección del tema en el contexto actual:

Empar (Amparo) es un nombre femenino muy popular en Valencia y al mismo tiempo es la acción de amparar, proteger, ayudar.

Nuestro personaje es una mujer anónima que desde pequeña ha cuidado de sus hermanos primero, luego de los hijos y del marido y, finalmente, de los padres ancianos. Además, ha trabajado limpiando casas o haciendo cualquier otro trabajo que le permitiera llevar dinero a casa.  ¿Y quién ha cuidado de Empar?

Ahora los hijos se han ido, los padres han muerto, el marido no es más que una sombra en la casa y, aún peor, es el único que tiene derecho a ser cuidado.

¿Quién cuida a Empar? ¿Dónde termina Empar?

El espectáculo pretende hacer una reflexión sobre los miles de mujeres que cuidan y aman a su familia y, al mismo tiempo, denunciar el maltrato silencioso y sutil.

Los medios de comunicación se hacen eco diariamente de los casos de maltrato físico de las mujeres por parte de sus marido o parejas. Sin embrago, hay otro tipo de maltrato más silencioso, pero no por ello menos denigrante. La mujer se queda sola con un marido que la maltrata psicológicamente con sutileza, socavando su autoestima hasta hacerla sentir como una criada a su servicio. ¿Quién no ha escuchado a una pareja en la madurez en esas ocasiones en que el marido se dirige a la mujer como si ella fuera imbécil? Los hijos, que eran la única razón de que ella soportara ese calvario, ya no están. ¿Qué puede hacer ella si no tiene pensión, ni profesión, ni estudios? ¿Qué hará Empar?

La situación actual, con el agravante de la pandemia, ha puesto de manifiesto el combate de las mujeres que se dedican a cuidar: enfermeras, auxiliares, limpiadoras y cuidadoras de ancianos. Hemos visto claramente la importancia del trabajo de miles de mujeres anónimas que hacen que la sociedad siga adelante. Es el “trabajo invisible”, del que apenas se habla. Hoy en día, las mujeres más jóvenes siguen enfrentándose a la misma situación, pero como en muchos casos son mujeres que trabajan y ganan un sueldo, pueden delegar esta tarea en otras mujeres. Debemos mirar hacia atrás y contemplar el trabajo de nuestras madres y abuelas, así comprobaremos como, en el presente, las mujeres y madres de hoy siguen reclamando más implicación en este trabajo ingrato, que nadie quiere hacer, pero que es imprescindible para poder tener un plato en la mesa, la ropa limpia y la casa ordenada. Por todo eso nos preguntamos: ¿quién cuidará del cuidador?